martes, 7 de abril de 2009

Sr. Jurado, no insista. Es tomarnos el pelo.



He tenido la suerte y desgracia de leer el borrador o proyecto de la nueva “Ordenanza Municipal sobre Protección del Medio Ambiente en Materia de Ruidos y Vibraciones” del Excmo. Ayuntamiento de Cáceres. Y digo bien suerte, pues así podremos estar precavidos de lo que se nos avecina, que no es otra cosa que un descalabro, por eso también digo bien desgracia.
Soy sufridor ciudadano de Cáceres, y vecino de un barrio gravado fiscalmente por el Excmo. Ayuntamiento como “zona residencial”, y en la práctica sometido a escandalosa contaminación acústica y estercolero y retrete de los insolidarios que nos visitan.
También tengo que aclarar que agradezco sinceramente a aquellos que dicen interesarse por nuestro enorme problema, siempre y cuando su ofrecimiento hubiera sido sincero En este caso me refiero al partido o coalición política con representación municipal, Partido Popular-Extremadura Unida, quienes, según nuestro Presidente Vecinal, Miguel Salazar, ofrecieron su apoyo en esta materia (“nos van a apoyar”, en palabras textuales) en la redacción de la nueva Ordenanza y contra la situación contaminante que sufrimos. También aclararé que a mí y a un gran sector que represento como vocal de la Junta de la AAVV La Madrila-Peña del Cura se nos hizo un poco “cuesta arriba” creer en este tipo de apoyos o promesas, pues habiendo estado tantos años como responsables de la política Municipal no hicieron absolutamente nada para restituir nuestros derechos vulnerados. Pero en fin. La esperanza nunca se pierde…hasta que los hechos te demuestran tu error, cuando comprobamos en el Pleno Municipal de 20 de noviembre de 2008, que dieron su voto al bodrio de proyecto de la Ordenanza Municipal. Sí agradezco sinceramente al Sr. Pavón de Izquierda Unida que, al menos, se abstuviera en la votación, y con gran sentido común dijera de la Ordenanza "eufemísticamente llamada de Protección del Medio Ambiente"
La queja, desgarradora por cierto, es que la situación es insoportable e insostenible por más tiempo, pues los síntomas que se manifiestan ya en algunos de nosotros son los clásicos de: deficiencias auditivas, grave perturbación del sueño, neurosis, crisis de ansiedad, hipertensión, reducción de los comportamientos solidarios, tendencias agresivas, etc. etc.
Tenemos derecho (Constitucional y natural) a que el medio ambiente en el que vivimos esté protegido de todo ruido “que no pueda ser socialmente adecuado, como los que están legal y reglamentariamente proscritos”, tal como muy bien afirma D. Aurelio Blanco Peñalver, Fiscal Superior de Extremadura, en su artículo publicado en el nº 1 (Enero-Abril 2008) de la Revista de Derecho de Extremadura; cuya lectura recomiendo encarecidamente a los interesados en solucionar este problema (también si los hubiere entre las autoridades) y a los damnificados por el mismo.
Este derecho nos es negado reiterada y sistemáticamente a una porción de ciudadanos a los que injusta e innecesariamente se nos somete a alarmante e insoportable contaminación acústica, al margen de la causada por excrementos, vidrios y otras “lindezas”. Pero lo más grave, triste y desolador es que la nueva Ordenanza, propuesta por un partido político que se dice interesado por los asuntos sociales, la igualdad, etc., no sólo no solucionará nada, sino que de una manera antijurídica vendrá a empeorar nuestra situación, siendo el hecho más alarmante el de la concesión de nuevas licencias a locales “de ruido”, o la ampliación de los horarios de cierre de forma ilegal y contraviniendo lo dispuesto por la Junta de Extremadura, que es quien tiene la competencia, con manifiesto incumplimiento de la norma, al tratarse de barrios declarados como zonas saturadas. Esto estoy dispuesto a defenderlo en cualquier foro.
Es apoyar a los que tienen por única finalidad, no nos engañemos, aumentar sus beneficios. (Así lo reconocía un empresario-hostelero en la prensa diciendo que en ese margen que les otorga -ilegalmente- el Ayuntamiento es "cuando más caja hacen"). Aquí no está en pugna o litigio, ni mucho menos, la cultura con la anticultura, o el ocio contra el aburrimiento, sino sólo los intereses venales y el insolidario comportamiento de algunos, con el derecho al descanso, la intimidad y la salud de otros. Una ciudad con cultura no es esto. En una ciudad (sociedad) con cultura debe ser primordial el exquisito respeto de unos para con otros. A modo de ejemplo, por muy arraigado que pudiera estar la costumbre en ciertas tribus caníbales, no puede ser aceptado el canibalismo en una sociedad civilizada. Por muy arraigado que pueda estar en nuestra ciudad el dar voces, sonar la bocina, orinar en la vía pública, etc. etc. es algo a lo que se ha de renunciar en aras a una mejor y más civilizada convivencia acorde con los tiempos actuales, que se suponen más avanzados; por supuesto que en ello tiene máxima responsabilidad la autoridad legalmente constituida, por medio de la formación-información-sanción.
Aquí sólo está en juego el cumplimiento o no, entre otros preceptos, del art. 45 de la Constitución, que establece en su nº 1 que “todos tienen derecho a disfrutar de un medio ambiente adecuado para el desarrollo de la persona, así como el deber de conservarlo”. Sin olvidarnos del mandato que hace en su nº 2 a “los poderes públicos [que] velarán por la utilización racional de todos los recursos naturales, con el fin de proteger y mejorar la calidad de vida y defender y restaurar el medio ambiente, apoyándose en la solidaridad colectiva”. Siendo esto algo de lo que adolecemos ciertos vecinos al sentirnos desprotegidos por nuestras autoridades (principalmente las locales) al no velar por la protección de nuestro derecho a no sufrir la contaminación acústica que soportamos, como sería su obligación. “Los Ayuntamientos…tienen que mostrarse particularmente rigurosos en ese problema de respeto al medio ambiente…pues muchos de sus aspectos afectan a la supervivencia, y otros como el de la contaminación acústica, a la salud y a la convivencia civilizada”, tal como recoge y hace especial referencia la Sentencia de la Sala 3ª del Tribunal Supremo de 7 de noviembre de 1990.
Esta es, resumidamente, nuestra queja Sr. Jurado, en respuesta a su palabrería sobre las bonanzas del nuevo proyecto de Ordenanza Municipal, con una redacción de total ilegalidad, que nos ha defraudado, hasta el extremo de considerar un ataque contra nuestro derecho al descanso y a desarrollarnos como personas, la gestión de su partido en este ámbito.
Tenga la certeza que nos tendrán en frente. Que no cesaremos hasta conseguir la restitución de nuestros derechos vulnerados, pues han perdido la oportunidad de ponerse al lado de unos vecinos hastiados por los incumplimientos, por las falsas promesas y por el descarado apoyo a los grupos de poder. Ni siquiera han tenido “el detalle” de consultar con los vecinos, verdaderas víctimas del insolidario comportamiento de algunos hosteleros y de muchos ciudadanos.
La redacción de la nueva Ordenanza (eufemísticamente llamada de “Protección del Medio Ambiente en Materia de Ruidos y Vibraciones) es una nueva tomadura de pelo y que sin lugar a dudas hará reflexionar a muchos.
________________ C.C.R.______ Antonio Durán

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