domingo, 29 de marzo de 2009

Diario de una desesperación

Se podría entender que el que no esté sometido a la tortura diaria del ruido no comprenda lo que es este continuo sufrimiento. El deterioro humano (físico y psíquico) que causa en las personas que lo sufrimos día tras día, mes tras mes y año tras año. Si bien no entiendo que por ese principio de solidaridad que tanto se cacarea en la sociedad moderna, el que no lo sufre no se ponga al lado de las víctimas de esta porción tan numerosa que lo padecemos de una forma alarmante.
Pero lo que es aún más incomprensible es que las autoridades, que tienen encomendada la protección de los ciudadanos por lo dispuesto en la Constitución y todas las leyes que la desarrollan, hagan dejación de sus funciones y ni siquiera cumplan con la protección más elemental.
En nuestra ciudad, Cáceres, la desesperación se está apoderando de muchos vecinos, que noche tras noche pedimos el auxilio de las Fuerzas de Seguridad para paliar nuestro sufrimiento y que intervengan para hacer cumplir la normativa, reiteradamente incumplida por los bares. Esta desesperación se convierte en alarmante y produce un estado de ánimo en el ciudadano de consecuencias imprevisibles, cuando comprobamos fehacientemente que la Policía Nacional se excusa, incluso de mal humor, con que el asunto es competencia de la Policía Local; y que la Policía Local o no viene o si viene es como si no viniera. Los agentes ni se bajan del vehículo. Por supuesto nada de acta de inspección, denuncia o algo similar, cuando las infracciones son flagrantes. Eso sin lugar a dudas tiene un nombre en nuestro Código Penal. Y como una imagen vale más que mil palabras, les invito a ver los vídeos adjuntos. Pongan el volumen y disfruten de la intervención de "nuestra" Policía Local. De la Nacional no podemos ofrecerles nada pues, haciendo dejación de sus funciones, ni siquiera se personan. Otro día les explicaré cual es su pretexto.






Las dos primeras grabaciones se efectuaron a las 2'oo de la madrugada. La llamada del vecino/a fue por no poder dormir a consecuencia del ruido. La tercera grabación fue a las 5'oo de la madrugada, la llamada se produjo por el insoportable ruido y por incumplimiento del horario. El resultado fue el mismo en ambos casos, la no intervención. La Policía Nacional (091) ni siquiera vino y el interlocutor policial colgó el teléfono de un fuerte golpe y sin querer tomar los datos que se le daban, no sólo desidioso, sino mal educado.
Eran las seis de la mañana y a pesar de que han apagado el foco exterior, el bar sigue abierto ¿Acaso no es esto connivencia de la Autoridad con los infractores?

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