sábado, 8 de mayo de 2010

Womad 2010. Una ciudad asediada.

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Hay quien apunta como origen hispano la utilización de los instrumentos de percusión para usos militares. Efectivamente, sabemos que los íberos confeccionaban tambores con la piel de sus jefes muertos en combate para producir estruendosos sonidos que enalteciera y enfureciera a los combatientes. “El despellejar al jefe es tan español, que nadie puede poner en duda la paternidad del invento”, como afirmaba el general Bermúdez de Castro.

Los árabes atacaban o sitiaban ciudades con un numeroso grupo de tambores al frente de sus tropas, que por el ensordecedor ruido que producían provocaban el desconcierto entre las tropas cristianas, y el pánico en la población civil. Los cronistas refieren atabales y tambores con los que se enardecía el ánimo de los combatientes, ejerciendo una poderosa influencia psicológica, como sucedió durante el cerco de Granada, tal como nos relata el cronista Andrés Bernáldez, "había muchas trompetas bastardas e chirimías... e tambores que continuamente en el Real no cesaban de tocar”.

Qué duda cabe que estos días muchos ciudadanos nos hemos sentido verdaderamente asediados en nuestras viviendas, sometidos a escandaloso e insoportable RUIDO, y trasladados mágicamente a la Edad Media, época en que las ciudades carecían de alcantarillas y los desperdicios se arrojaban directamente a las calles. Por ellas correteaban también los "animales domésticos". Por todo esto, las enfermedades eran frecuentes, y el ambiente de las ciudades era muy insano.
Cáceres ¿ciudad europea de la cultura?

Antonio Durán






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